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lunes, 6 de enero de 2014

PARA SER FELIZ

"El secreto de la felicidad no está en hacer siempre lo que se quiere, sino en querer siempre lo que se hace” (León Tolstoi)


La búsqueda de la felicidad ha sido una constante en la historia de la humanidad.  Las distintas  corrientes de pensamiento  que abordaron  el tema como ser,   la antigua filosofía china,  el Dalai Lama;  Jesucristo o  Aristóteles, entre otros, llegaron a la misma conclusión:  la felicidad es un objetivo prioritario para el ser humano.  Filósofos como Voltaire ,  Rousseau afirmaron que la felicidad no es  un capricho del destino, ni tampoco un don divino que uno recibe como premio a una buena conducta en la vida,   es un estado que todos deberíamos disfrutar  en la Tierra aquí y ahora.

Por  su parte, los científicos  sostienen que el ser humano, desde que pisó la faz de la tierra,  nunca dejó de lado el propósito de encontrar la dicha, pues de lo contrario la raza humana se hubiera  extinguido. Afirman   que  de no contar con    la posibilidad de sentirse satisfecha, la humanidad  se hubiera auto-destruido. Lo cual   demuestra que   en nuestros   genes  además del instinto de conservación   tenemos el  impulso  necesario para emprender la lucha por aquello que nos hará felices.  Es el espíritu de lucha que se presenta   en  determinados momentos,  es  la  chispa de   creatividad  que nos saca   a flote cuando nos vemos  en  una situación difícil.

Dijo  Aristóteles que  para ser feliz se necesitan tres clases de bienes: externos, como la riqueza o  los honores; del cuerpo, como el placer y la salud; y del alma, como la contemplación y la sabiduría.
La relación entre  estos tres elementos  tiene un valor diferente en cada época y  para  cada persona. A partir de los años 90, en  el modelo de la sociedad  occidental,    la felicidad consistía en ser alguien y  tener un estatus.  La exigencia social era muy elevada, por lo  que muchas personas se vieron obligadas a renunciar a su vida familiar y a sus metas personales  con tal de  mantener un  trabajo remunerado.  El esfuerzo por alcanzar  esta  meta  se tiñó  de dolor, sacrificio y confusión, a tal  punto  de confundirse  la realización personal con consumo o  con la capacidad para adquirir bienes.
Aún hoy en día, en nuestra mente persiste la idea de que el consumo es la base de la felicidad; de ahí  el triunfo del paradigma“Ser es Tener”.

A causa de esta forma de pensar, corremos el riesgo de sentirnos mal si por alguna  circunstancia fracasamos en conseguir  lo que nos proponemos. Este sentimiento de frustración   se debe, en cierta medida, a la influencia que tienen los medios de comunicación, que  promueven  un concepto de felicidad que conlleva implícito poseer bienes materiales, ya sea   un coche más moderno o una casa  más cómoda. 

Es muy importante fijar prioridades en base a las necesidades reales para   no consumir por costumbre, ya que muchas veces compramos cosas innecesarias que  a corto plazo,   por falta de interés o porque las reemplazamos por otras  más modernas, van a parar a   la basura,  esta tendencia debe ser controlada. Con la  manipulación  por parte de la propaganda publicitaria, de la cual todos somos objeto,   en última instancia lo que se busca es aumentar  las ventas  obteniendo    mayores   beneficios. Los anuncios de la televisión están destinados a mantenernos en un estado constante de consumismo, mediante imágenes con   mensajes subliminales que en el 99% de los casos nos  despiertan un deseo  irracional de  comprar.  Los expertos en marketing de las grandes empresas tienen la tarea de crear una necesidad artificial  en los  consumidores. Basta   ver  el anuncio publicitario de   un  nuevo modelo de coche    junto al cual  colocan   casi siempre a una  hermosa y  atractiva joven.  El  mensaje subliminal está diciendo que con un coche como ese podré conocer a una   joven atractiva, da igual si tengo el dinero o si lo debo pedir  prestado  al banco para comprarlo.  Las imágenes  subliminales entran en nuestra mente en forma de pensamientos que  luego el cerebro  descodifica como propios. 

Nos han programado a través de la televisión,   se nos hizo creer   que  la televisión es una gran fuente de información,   fue  bautizada como uno de los inventos más importantes de este siglo. Sin embargo, se encarga  de mantenernos  alejados de la realidad,  de la experiencia,  logrando así  retrasar   nuestro propio nivel de evolución. 
Debemos comenzar a  cuestionarlo  todo, no sólo tenemos ese derecho también la obligación de hacerlo, en ello radica nuestra  soberanía. Porque sólo  mediante  el  conocimiento podremos cambiar las cosas.
Hay que ser valientes,  no importa  que la historia  demuestre que fueron mal interpretados o perseguidos los que siendo de  vanguardia en su momento  descubrieron nuevos  aspectos de la física o   del Universo.  Por ejemplo,   Cristóbal Colón, marino genovés,   comprobó que la Tierra era redonda. Cruzó  el Océano Atlántico dejando  atrás  el viejo  mundo y  descubrió   un nuevo continente.  Sin embargo, los  que fueron  con Colón  en las Tres Carabelas estaban convencidos de que la Tierra era plana porque creían en la  vieja teoría, la cual no  resultó  ser  verdadera.
Para muchas personas la felicidad puede ser una utopía pero hay que arriesgarse, ya que  como  bien dice un  refrán "quien no arriesga no gana". La felicidad está muy relacionada con alcanzar las metas que nos proponemos por lo tanto si  a pesar de trabajar   muy duro  fallamos,   debemos volcarnos hacia dentro y  preguntarle al corazón  qué  es lo que  no  funciona. 

  Siempre estamos creando nuestra realidad aunque en ocasiones nos encontramos  con oposiciones y limitaciones, aún así en cada cosa que estamos creando por difícil que parezca hay una oportunidad.  Debemos diseñar nuestra propia realidad con sabiduría y con el deseo de conseguir como humanos aquello que queremos perfeccionar. Si queremos algo lo debemos desear primero, por eso es importante que lo consultemos  antes con el corazón,  así  nos aseguraremos  que  la realidad se construya sobre la  base del amor.  Estamos en un momento en el cual la realidad se está redefiniendo y nosotros somos los artífices.