No en vano el siglo XX está considerado el "siglo del estrés"!!!
Cuando las presiones económicas, la sobrecarga de trabajo, la competencia, están presentes en nuestras vidas la gama de emociones que provocan, nos hacen perder los nervios. Sentimos ira, descontento, irritación, miedo, nuestro inconsciente percibe que hay una amenaza, el detonante perfecto para el estrés. Pero más allá de nuestras circunstancias personales, todos en algún momento hemos experimentado situaciones de estrés. Para algunos puede que hasta forme parte de su vida cotidiana, para otros puede ser algo ocasional, porque no todos sufrimos estrés por el mismo motivo, depende de como estamos programados para responder bajo presión. Por otra parte, el estrés también se trasmite de generación en generación a través de los genes, de los abuelos pasa a los padres y a los hijos. De nuestra familia heredamos además de las características físicas, como pueden ser el color de los ojos, del cabello, de la piel, y algunos rasgos del carácter, también los recuerdos o memorias que se encuentran codificadas en cada una de las células del ADN. El día menos pensado, no depende de nosotros, estos recuerdos o memorias celulares que permanecen ocultas pueden salir a la luz en forma de pensamientos, sentimientos o conductas no deseadas, provocando el estrés fisiológico.
"Bajo el estrés fisiológico, el sistema nervioso se dispara"
"No somos conscientes del miedo, pero es lo que sienten nuestras células"
Aquellas experiencias que vivimos a diario son registradas en el cuerpo físico sin que nosotros tengamos constancia de ello, quedan grabadas automáticamente en nuestras células en forma de recuerdos, el 90% de estos recuerdos van a parar al inconsciente o subconsciente y la mayoría de ellos son difíciles de recordar. Mientras que el 10% de los recuerdos los podemos recordar porque son parte de la mente consciente. Nuestra naturaleza dual registra tanto las experiencias positivas como las negativas, aquellas que nos proporcionaron placer y también dolor.
Recientes investigaciones científicas echaron por tierra el supuesto de que la memoria está localizada en el cerebro humano. De acuerdo con dichas investigaciones, la memoria o los recuerdos quedan almacenados en nuestras células, literalmente están por todo el cuerpo en forma de patrones de energía ya que tampoco existen como un tejido físico.
El Dr. Bruce Lipton, biólogo celular norteamericano, define cada célula del cuerpo humano como una cámara, y a la membrana como un lente que capta las señales del medio ambiente o entorno y las envía en forma de imágenes al núcleo de la célula, que es la base de datos donde se guardan los recuerdos. En una entrevista explicó:
"Nosotros somos el resultado de lo que escribamos en nuestros genes. La diferencia está en que si los genes nos controlan como dice una vieja teoría, entonces somos víctimas porque no los elegimos y no los podemos cambiar. Cuando nos enteramos que alguien en nuestra familia tuvo cáncer, inmediatamente pensamos que vamos a tener cáncer. La nueva ciencia nos dice que tenemos un grupo de genes programados pero podemos reescribir lo que nosotros queramos, si estamos en el medio ambiente correcto y tenemos el apoyo correcto, podemos tener genes mutantes, reescribirlos y convertirlos en normales".
La mayoría de las personas que se enferman de estrés no siempre lo hacen por tener un motivo real o verdadero que les provoca dicha enfermedad, el trastorno en el campo de energía del organismo pudo haberlo motivado una imagen destructiva.
Si estamos un buen rato recordando situaciones que provocan dolor, depresión, tristeza o enojo, no sólo nos sentiremos mal a nivel emocional, nuestro organismo puede generar la respuesta del estrés y enfermar. En estado consciente logramos recordar situaciones de diversa índole, sin embargo por mucho empeño que pongamos con la mente inconsciente no ocurre lo mismo, no podemos recordar absolutamente nada ya que ella actúa por su propia cuenta. Además, estos traumas, memorias o recuerdos se hallan protegidos de tal forma que tampoco podemos curarlos ya que la mente inconsciente interpreta que el propósito de éstos y su razón de ser es para evitarnos el sufrimiento y el dolor.
"El inconsciente dirigirá tu vida y tú lo llamarás destino", Carl Jung
Hay momentos en que sentimos confusión o inseguridad porque las memorias celulares entran en conflicto unas con otras. Si oímos voces del pasado que nos dicen una cosa y al mismo tiempo otras voces dicen algo diferente, es porque se desató un conflicto entre la mente consciente y el inconsciente, por un lado está la verdad, por otro la mentira, entramos en una contradicción. La mayoría de las veces la causa del estrés es una mentira considerada por nosotros como una verdad. Es decir no estamos expuestos a un peligro real, pero el cerebro detecta que sí por lo cual envía frecuencias de energía a través de todas las células conectadas a las terminales nerviosas diciéndole al cuerpo que se prepare para una emergencia. Es la respuesta normal que da el organismo ante una situación de peligro, se prepara para "combatir o huir" mediante la secreción de adrenalina, una sustancia que se produce principalmente en las glándulas suprarrenales. La adrenalina se disemina por toda la sangre y es percibida por receptores especiales en distintos lugares del organismo preparandolo para la acción.
Mientras tanto en el cerebro, el hipotálamo se encarga de enviar las señales de cerrarse y detenerse a las células que se hallan en contacto directo con el sistema inmunológico. La función de dicho sistema es luchar contra las bacterias, virus, hongos, hacer las reparaciones que correspondan y destruir las células enfermas. Esto hace que una vez que en el cuerpo aparece la señal de S.O.S , y a pesar de que no exista peligro alguno, las defensas del cuerpo entran de lleno en la modalidad de "ataque o huida", cuyo propósito es salvar nuestras vidas. Si estamos en medio de un peligro real los cambios que produce el estrés son necesarios pues da lugar a una respuesta automática que puede salvarnos la vida. En cambio si no hay peligro alguno este estado de alarma puede provocar en el cuerpo un corte de energía, causando daño celular y puede conducirnos eventualmente a la enfermedad. Una célula requiere de oxígeno y glucosa para nutrirse, cuando se detiene este proceso, la célula dejará de funcionar y finalmente se apagará. Cuando las situaciones de estrés son contínuas porque no se resuelven, viene la fatiga o el daño y la habilidad del cuerpo de arreglarse se ve comprometido seriamente aumentando el riesgo de la enfermedad. Dicha respuesta al estar programada biológicamente hace que todos reaccionemos más o menos igual no importa si la situación se produce en nuestra casa o en el trabajo.
Sobre este tema la Escuela de Medicina de Harvard publicó:
"Demasiado estrés durante demasiado tiempo crea lo que se conoce como "estrés crónico" el cual ha sido relacionado con enfermedades cardíacas, enfermedades vasculares cerebrales, también puede influir en el cáncer y en enfermedades respiratorias. El estrés también afecta emocionalmente, estropeando el gozo que obtenemos de la vida y de los seres queridos".
Los síntomas más comunes del estrés son el dolor de cabeza, de la espalda, en la mandíbula o en el cuello, tensión muscular con contracturas, lesiones en tendones y ligamentos, problemas digestivos, dolor de estómago o intestino, acidez, estreñimiento, subida de presión arterial, opresión en el pecho, taquicardia, mareos, migrañas, dolor en el tórax, dificultades respiratorias, fatiga, deseo de comer en forma exagerada o todo lo contrario, problemas para dormir, entre otros.
Con el sistema inmunológico en perfecto estado es muy difícil enfermar, nacemos con un programa de auto curación en nuestro interior, el cual está diseñado para arreglar cualquier problema que entorpezca el buen funcionamiento del cuerpo humano.
Es necesario procurar darle bienestar a nuestro cuerpo ya que en definitiva gracias a él experimentamos lo bueno y lo malo de este mundo tridimensional en el que nos encontramos, además de ser el único vehículo físico del cual disponemos, por tanto hay que cuidarlo. Dentro de lo posible es preferible consumir alimentos naturales y frescos si son de granja mejor, en especial frutas y verduras, descansar lo suficiente, disfrutar de la naturaleza tanto como podamos siempre que el clima lo permita, ya sea con caminatas o realizando deportes al aire libre, desarrollar aquellas actividades que nos gusten o que nos hagan sentir bien, evitar en lo posible los ambientes tóxicos cargados de negatividad, de esta forma reforzamos nuestras defensas y estamos protegiendo al organismo de la enfermedad.
"El cuerpo, el pensamiento, todo es energía"
Nuestros problemas de salud se originan a causa de una frecuencia de energía destructiva que puede estar guardada en nuestra memoria celular o inconsciente porque ocurrió en el pasado. Algunos de estos traumas o recuerdos no gratos podemos traerlos a la memoria consciente y si hacemos una regresión al momento en que ocurrieron podremos cambiar la frecuencia de la energía que lo originó.
De acuerdo con la teoría de la relatividad de Albert Einstein el "ahora" que puedo estar experimentando puede ser el futuro para otra persona y el pasado para alguien más. Eventos que ocurren al mismo tiempo para un observador pueden ocurrir en diferentes momentos para otro observador, no hay nada absoluto, todo es relativo.
Cuando recordamos nos comunicamos con el pasado, estamos inter actuando con una energía viviente, es decir con la parte de nosotros que está experimentando ese momento del pasado en particular como su "ahora", su realidad. La terapia de regresión consiste en ir al verdadero origen del problema, o sea otro "ahora" en el cual el acontecimiento traumático se experimentó por primera vez. Tan pronto se comienza el diálogo con nuestro yo del pasado, ambos estamos compartiendo el presente por tanto puedo enviarle sanación y comprensión influyendo así en el pasado de manera real. Como el pasado no ha terminado en términos absolutos, puedo cambiarlo desde el presente. Este tipo de ejercicio se puede hacer cada vez que necesitemos cambiar una frecuencia de energía destructiva que nos hizo sentir mal, aunque la imagen que la provocó quede grabada en el inconsciente porque no la podemos cambiar, la energía sí puede ser modificada o neutralizada. De esta forma, podemos movernos de forma consciente al pasado a través de nuestros recuerdos con la intención de sanar a ese nuestro yo del pasado que siente dolor y está sufriendo, dándole nuestra luz y amor.
Si nos resulta difícil recordar el pasado lejano y no podemos nosotros solos hacer esta terapia de regresión, al menos hemos de intentar no guardar frecuencias de energía destructivas de ahora en adelante para conservarnos sanos y no enfermar.
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