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miércoles, 13 de agosto de 2014

MALDITO ESTRÉS !!!

No en vano el siglo XX  está considerado el "siglo del estrés"!!!

      Cuando las presiones económicas, la sobrecarga de trabajo, la competencia,  están presentes en nuestras vidas la gama de emociones que provocan,  nos hacen  perder los nervios.  Sentimos ira, descontento,  irritación,  miedo,  nuestro  inconsciente percibe que hay una  amenaza,  el detonante perfecto para el  estrés.  Pero  más allá  de nuestras  circunstancias personales, todos en algún momento  hemos  experimentado situaciones de estrés. Para algunos puede que hasta   forme   parte de su vida cotidiana, para otros puede ser algo ocasional,  porque no todos sufrimos estrés por el mismo motivo,  depende  de como estamos  programados para   responder  bajo   presión. Por otra parte, el  estrés  también se  trasmite de generación en generación  a través de los genes, de los  abuelos pasa a los  padres y  a los  hijos.  De nuestra familia  heredamos además de las características físicas, como pueden ser  el color de los ojos, del cabello, de la piel,  y algunos  rasgos del carácter, también  los  recuerdos o memorias que  se encuentran   codificadas en cada una de las células del ADN.   El día menos pensado,   no depende  de nosotros, estos recuerdos o memorias celulares que permanecen ocultas pueden salir a la luz en forma de  pensamientos, sentimientos o  conductas  no deseadas, provocando el  estrés fisiológico. 



"Bajo el estrés fisiológico,   el sistema nervioso se dispara"

En general, cuando nos   aflora  un trauma,   nuestra conducta se modifica  a tal grado que  actuamos, por ejemplo  con la inmadurez de un niño de 5 años y  no como  la persona adulta que somos, porque el trauma nos hará regresar a la edad  en que se creó esa memoria dolorosa. Al entrar  en  estado de shock  corremos el riesgo de   perder   el contacto con nuestra  parte  racional.  Si aparece el  estrés fisiológico nos deja sin control,  ataca nuestro sistema nervioso, entramos en un estado de aceleración,   al igual que  un coche que lleva   el acelerador puesto  y  los frenos  no  le responden.  Siempre que un  recuerdo de trauma se reactiva, aparece  en escena el inconsciente,  se   pasa por alto a la mente consciente y surge el estrés. Cuando hacemos cosas que realmente no queremos hacer o   sentimos angustia  o tristeza, sin saber el motivo es porque  un recuerdo o memoria de naturaleza  destructiva  se está  despertando en nuestro interior. Esa es la razón por la cual a veces decimos o hacemos cosas contrarias a lo que realmente deseamos y que  no obstante  las  repetimos  una  y otra vez. De ahí,  la famosa frase:  "el hombre es el animal que tropieza dos veces con la misma piedra".


"No somos conscientes del miedo, pero  es lo que sienten nuestras células"

Aquellas  experiencias que vivimos   a diario son   registradas  en el  cuerpo físico sin que nosotros tengamos constancia   de ello,  quedan grabadas  automáticamente  en nuestras  células en forma de recuerdos, el 90% de estos recuerdos van a parar al  inconsciente o subconsciente y  la mayoría de ellos son  difíciles de recordar.  Mientras  que el 10%  de los recuerdos los  podemos  recordar porque son  parte de la mente consciente. Nuestra naturaleza dual   registra tanto  las experiencias  positivas como las negativas, aquellas  que nos  proporcionaron  placer y también dolor.
Recientes  investigaciones científicas echaron por tierra  el supuesto  de que la memoria está  localizada  en el cerebro humano. De acuerdo con  dichas investigaciones,  la memoria o los recuerdos quedan almacenados en nuestras células, literalmente están por todo el cuerpo en forma de patrones de energía ya que tampoco existen como un tejido físico.
El Dr.  Bruce Lipton, biólogo celular norteamericano,  define cada célula del cuerpo humano como una cámara, y a la membrana como un lente que capta las señales del medio ambiente o entorno y las envía en forma de imágenes al núcleo de la célula, que es  la base de datos donde se guardan los recuerdos. En una entrevista explicó:
"Nosotros somos el resultado de lo que escribamos en nuestros genes. La diferencia está en que si los genes nos controlan como dice una vieja teoría, entonces somos víctimas porque no los elegimos y no los podemos cambiar. Cuando nos enteramos que alguien en nuestra familia tuvo cáncer, inmediatamente pensamos que vamos a tener cáncer. La nueva ciencia nos dice que tenemos un grupo de genes programados pero podemos reescribir lo que nosotros queramos, si estamos en el medio ambiente correcto y tenemos el apoyo correcto, podemos tener genes mutantes, reescribirlos y convertirlos en normales".

La mayoría de las personas que se enferman de estrés no siempre lo hacen por tener  un motivo real o verdadero que les provoca dicha  enfermedad,  el trastorno en el campo de energía del organismo pudo haberlo  motivado   una imagen destructiva.
Si  estamos un buen rato recordando  situaciones que  provocan dolor, depresión, tristeza o  enojo, no sólo nos sentiremos mal a nivel emocional,  nuestro organismo  puede generar  la respuesta del  estrés y enfermar. En estado consciente  logramos  recordar situaciones de diversa índole,  sin embargo por mucho  empeño que pongamos con   la mente inconsciente  no ocurre lo mismo, no podemos  recordar absolutamente  nada ya que ella actúa  por   su  propia cuenta.  Además, estos   traumas,   memorias  o   recuerdos se hallan   protegidos de tal forma  que  tampoco  podemos curarlos  ya que  la mente inconsciente interpreta que  el  propósito de éstos  y su  razón de  ser    es  para  evitarnos el  sufrimiento y el  dolor.

"El inconsciente dirigirá tu vida y tú  lo llamarás destino",  Carl Jung


Nos gobierna nuestro inconsciente, la mente consciente se utiliza como mucho un 15%  oscilando  en la mayoría de los casos entre  un 5% o un 7%   y sólo durante  el día. Existe un desbalance entre lo que queremos de forma consciente  y lo que tenemos grabado en el subconsciente o inconsciente. La  parte que corresponde a  la mente inconsciente es más poderosa.    En la medida que  comencemos a  integrar  la  mente consciente con la inconsciente, reconociendo  la importancia que tienen ambas,  por ejemplo,  cuando el  insconsciente da el visto bueno a nuestros pensamientos positivos significa que  ambas mentes están en armonía. Sólo así podremos cambiar las energías que crearon la memoria o  el recuerdo destructivo,  que  provocaron el miedo o nos hicieron  creer en  algo que no es verdad  y desaparezca   ese mal entendido  que está generando   la respuesta de  estrés en el organismo. Debemos estar preparados si tenemos traumas o recuerdos destructivos,  en el caso  de que los  patrones de enfermedad psicológica y física sean  forzados y salgan  a la superficie, es decir a la mente consciente,  nos causarán malestar, depresión  y enfermedad.
Hay momentos en que    sentimos  confusión o  inseguridad  porque   las memorias celulares entran en conflicto unas con otras.  Si oímos voces del pasado que nos  dicen  una cosa y  al mismo tiempo   otras voces dicen algo diferente, es porque se desató un conflicto entre la mente consciente y el inconsciente, por un lado  está   la verdad,   por otro la   mentira, entramos en una contradicción. La mayoría de las veces la causa del estrés es   una mentira considerada  por nosotros como una  verdad. Es decir no estamos expuestos a un peligro real, pero  el cerebro detecta  que sí  por lo cual  envía frecuencias de energía  a través de  todas las células conectadas a las terminales nerviosas diciéndole  al cuerpo que se prepare para una emergencia. Es la  respuesta normal que da el  organismo ante una situación de peligro,  se prepara  para  "combatir o huir" mediante la secreción de   adrenalina,  una sustancia que se   produce  principalmente en las glándulas suprarrenales. La adrenalina se disemina por toda la sangre y es percibida por receptores especiales en distintos lugares del organismo   preparandolo  para la acción.
 Mientras tanto en el cerebro,  el hipotálamo se encarga  de enviar las señales de  cerrarse y  detenerse a las células  que   se hallan  en contacto directo con el sistema inmunológico. La función de dicho sistema es luchar contra las bacterias, virus, hongos, hacer las reparaciones que correspondan y destruir las células enfermas. Esto hace que una vez que en el cuerpo aparece  la  señal  de S.O.S ,  y a pesar de que   no exista  peligro alguno,  las defensas del cuerpo entran de lleno en  la modalidad de "ataque o huida", cuyo propósito es salvar nuestras vidas. Si estamos en medio de un peligro real los cambios que produce el estrés son necesarios pues da lugar a una respuesta automática que puede salvarnos la vida.  En cambio si no hay peligro alguno este estado de alarma  puede provocar  en el cuerpo un corte de energía, causando  daño celular y  puede conducirnos eventualmente a la enfermedad. Una célula requiere de oxígeno y glucosa para nutrirse, cuando se detiene este proceso, la célula dejará de  funcionar  y  finalmente  se apagará. Cuando las situaciones de estrés son contínuas  porque no se resuelven,  viene la fatiga o el daño y la habilidad del cuerpo de arreglarse se ve comprometido seriamente aumentando el riesgo de la enfermedad. Dicha respuesta al estar programada biológicamente hace que todos reaccionemos más o menos igual no importa si la situación se produce en nuestra casa  o en el trabajo.
Sobre este tema la Escuela de Medicina de Harvard  publicó:
"Demasiado estrés durante demasiado tiempo crea lo que se conoce como "estrés crónico" el cual ha sido relacionado con enfermedades cardíacas, enfermedades vasculares cerebrales, también puede influir en el cáncer y en enfermedades respiratorias. El estrés también afecta emocionalmente, estropeando el gozo que obtenemos de la vida y de los seres queridos".

Los síntomas más comunes del estrés  son el dolor de cabeza, de  la espalda, en la mandíbula o en el cuello, tensión muscular con contracturas, lesiones en tendones y ligamentos, problemas digestivos, dolor de estómago o intestino, acidez, estreñimiento, subida de presión arterial, opresión en el pecho,  taquicardia, mareos, migrañas, dolor en el tórax, dificultades respiratorias, fatiga, deseo de comer en forma exagerada o todo  lo contrario, problemas  para dormir, entre otros.
Con el sistema inmunológico  en perfecto estado es muy difícil enfermar, nacemos con un programa de auto curación en nuestro interior, el cual está diseñado para arreglar cualquier problema que entorpezca el buen funcionamiento del cuerpo humano.
Es necesario procurar darle  bienestar a  nuestro cuerpo ya que en definitiva gracias a  él  experimentamos lo bueno y lo malo de este  mundo tridimensional en el que nos encontramos, además de ser el único vehículo físico del cual   disponemos, por tanto hay que  cuidarlo.  Dentro de lo posible es preferible consumir alimentos naturales y frescos si son  de granja mejor, en especial  frutas y verduras,   descansar lo suficiente, disfrutar de la naturaleza tanto como  podamos siempre que  el clima  lo permita,   ya sea con  caminatas  o realizando deportes al aire libre, desarrollar aquellas   actividades que nos  gusten o que  nos hagan sentir bien, evitar en lo posible  los ambientes tóxicos  cargados de negatividad,  de esta forma   reforzamos   nuestras defensas y estamos protegiendo   al organismo de la enfermedad.




"El cuerpo, el  pensamiento, todo es energía"


Tenemos que encontrar la manera de liberar de nuestra vida los miedos, los sentimientos que producen resentimiento, frustración  o  ira porque son  energías que perjudican seriamente la salud.
Nuestros problemas de salud se originan a causa de una frecuencia de energía destructiva que puede estar guardada en nuestra memoria celular o inconsciente porque ocurrió   en el pasado.  Algunos de estos traumas o recuerdos  no gratos  podemos traerlos a la memoria consciente  y si  hacemos una regresión al momento en que ocurrieron podremos cambiar  la frecuencia de la  energía que lo originó.
De acuerdo con la teoría de la relatividad de Albert Einstein el "ahora" que puedo estar experimentando puede ser el futuro para otra persona y el pasado para alguien más.  Eventos que ocurren al mismo tiempo para un observador pueden ocurrir en diferentes momentos para otro observador, no hay  nada  absoluto, todo es relativo.
Cuando recordamos nos  comunicamos con el pasado, estamos inter actuando con una energía viviente, es decir  con la parte de nosotros que está experimentando ese momento del pasado en particular como su "ahora", su realidad.  La terapia de regresión consiste en ir al verdadero origen del problema, o sea otro "ahora" en el cual el acontecimiento traumático se experimentó por primera vez. Tan pronto se comienza el diálogo con nuestro yo del pasado,  ambos  estamos compartiendo el presente por tanto  puedo enviarle sanación y comprensión influyendo así en el pasado de manera real. Como el pasado no ha terminado en términos absolutos, puedo cambiarlo desde el presente.  Este tipo de ejercicio se puede hacer cada vez que necesitemos cambiar una frecuencia de energía destructiva que nos hizo sentir mal,  aunque  la imagen  que la provocó quede grabada en el inconsciente  porque no la podemos cambiar,  la energía sí puede  ser modificada o neutralizada. De esta forma, podemos movernos de  forma  consciente al pasado a través de nuestros  recuerdos con la intención de sanar a ese nuestro yo del pasado  que siente dolor y está sufriendo, dándole  nuestra   luz y amor.
Si nos resulta difícil recordar el pasado lejano y no podemos  nosotros solos  hacer esta terapia de regresión, al menos hemos de intentar no guardar frecuencias de energía destructivas de ahora en adelante para  conservarnos sanos y no  enfermar.





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