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sábado, 6 de mayo de 2017

EL ORIGEN DEL CONFLICTO

"La vida sin conflictos supondría una sociedad de robots, cuyos miembros habrían eliminado la diversidad y singularidad que nos distingue como humanos"







El conflicto se define  como “un proceso que se inicia cuando una o más personas  no pueden ponerse de acuerdo con respecto a algo y perciben de forma consciente este desacuerdo”.  Esta definición abre un abanico en materia  de conflictos humanos, desde los actos violentos , las discusiones, las  guerras en diferentes escalas,  y  hasta las formas sutiles de desacuerdo con uno mismo.



Tener conflictos es algo natural y habitual para el ser humano ya que éstos  pueden surgir tanto en la familia como en el trabajo o en la vida misma.  Forman parte de la estrategia de supervivencia que tenemos incorporada desde que nacemos,  de pequeños lloramos para llamar la atención de nuestros padres cuando  estamos hambrientos, con sueño o necesitamos demostraciones de cariño.
Sería  ilógico pensar  no tener que resolver  ningún tipo de   conflicto en la vida ya que la mayoría de los conflictos  son inevitables. Con más  razón es necesario tener la capacidad de solventarlos de la mejor manera posible. Cuando estamos en medio de un conflicto y buscamos una solución  desarrollamos  las habilidades que en ese momento nos hacen falta, esto produce mucho estrés, pero en cambio  también disfrutamos  al ser   capaces de resolverlo. Puede que hasta consigamos   ver desde otro ángulo las diferentes situaciones o problemas que se nos presenten en la vida.
Para que exista un conflicto real  las partes deben ser conscientes del mismo,  ya que hay conflictos que  sólo están en  nuestro interior fruto de  necesidades no cubiertas,  deseos no satisfechos,  tentaciones reprimidas.


Las diferentes opiniones,  la poca disponibilidad de recursos materiales o espirituales, la incompatibilidad de metas, las malas interpretaciones  de los hechos, la intensificación de las emociones, los distintos valores y creencias y  algunas formas de interacción no cooperativas, son  las  causas  más comunes de los  conflictos.



Por lo regular un conflicto empieza cuando una parte de forma intencional o no,  afecta negativamente algún aspecto psicológico o físico de la otra parte. Dos personas entran en conflicto si  tienen objetivos que parecen incompatibles y una o ambas piensan que la conducta de la otra le  impide o le dificulta lograr  lo que quiere.
Cuanto más limitados son los recursos en una organización   más probabilidades hay  de que surjan conflictos incluso entre departamentos,   los trabajadores  lucharán  por obtener la mayor parte de esos recursos.
Para crear  un conflicto no es suficiente con que existan intereses contrapuestos, es preciso que éstos se movilicen, se pongan en marcha y se  intente  satisfacerlos.
Es cuando los intereses personales de una parte chocan con  los intereses de la otra parte y cada una de ellas busca prevalecer. En el conflicto siempre intervienen personas o grupos.

Todos los seres humanos somos iguales pero al mismo tiempo  diferentes. Cada persona tiene su escala de valores, ya sea por su forma de pensar o  de actuar, por su profesión o por su educación.La jerarquía de los valores no tienen  el mismo orden para todos, para algunas personas  el dinero en su escala de valores está muy  por encima de todo lo demás. En cambio para otras personas   la vida, la naturaleza, la libertad, la salud, el amor, son más importantes que el dinero.
La vida está llena de diferencias, más aún en esta  sociedad en la cual  la envidia, el individualismo, el egoísmo y la competencia, son  los valores que  están a la orden del día.

Cuando están juntas dos personas o más  se establecen puntos de unión y puntos en los que existen diferencias.Los puntos de unión nos acercan y nos permiten ver al otro como un ser cercano, uno de los nuestros, pero no es   así en aquello en  lo   que no estamos de  acuerdo.
Cuando se percibe que la persona de al lado es diferente y que su forma de ser,  de vestir, de pensar, así como sus metas y sus valores tampoco  se asemejan a los nuestros, entramos en  conflicto.
Antes de que se produzca el conflicto externo en forma de choque o de enfrentamiento,se observa un estado intermedio  en el que la persona que  ha tomado conciencia de que el otro es diferente siente un tremendo deseo de cambiarle, de ganarle para el propio interés, y se pone en marcha un mecanismo de incordio hacia él resaltando las diferencias para darle la oportunidad de que cambie para  que no sea diferente.
A pesar de que en este período puede parecer que no hay conflicto, lo cierto es que ésta ya es una actitud agresiva basada en el miedo.
Querer cambiar a otra persona  en cualquiera de las facetas que sea, implica que no la aceptamos tal como es porque suponemos  que nuestros valores o posiciones son las correctas y las del otro equivocadas.
Es más probable que entre en conflicto  una persona insegura que una segura. La inseguridad les pone en estado de alerta y les genera el estado de dolor necesario para iniciar los conflictos. Todo esto puede aplicarse también a los grupos de varias o muchas personas, ya que funcionan  con  la misma estrategia y la necesidad de que sea el otro grupo el que haga el cambio en vez del propio.
En este caso, cada uno de los miembros asume un papel común de portavoz de lo que piensa el grupo como tal y también un papel particular según el rango que se ocupe dentro del grupo.
Por ello, muchas personas se exaltan o se crecen cuanto les respalda un grupo y no actúan de la misma manera cuando están solas.





"El arte de vivir se compone en un 90% de la capacidad de enfrentarse a personas que no podemos soportar"Samuel Goldwin

Debemos aceptar que hay personas que son conflictivas, que resultan desagradables, que realmente pueden hacer enfermar a los demás,  son personas tóxicas.
Esta gente tóxica resulta peligrosa para nuestra salud, tanto en el aspecto cognitivo mental como en el emocional y en el puramente físico, es decir en todos los aspectos que afectan a toda nuestra inteligencia emocional.
La persona agresiva es egoísta, sólo se preocupa de satisfacer sus necesidades. Para conseguirlo suele intimidar a los demás, en principio verbalmente.
Este tipo de persona tiene necesidad de poder y se aprovecha de quienes están en situación de debilidad o son, por naturaleza de carácter débil.
En muchos casos se trata de gente que ejerce cierta  autoridad  sobre nosotros o  está en situación económica desahogada.
El poder en sí mismo no es bueno ni malo depende para que se utilice.
En la actitud agresiva se oculta una persona cobarde, insegura, con sentimientos de inferioridad.
Sería mejor para todos que estas personas canalizaran su energìa y vitalidad  de forma positiva, pero por el contrario suelen hacer un uso destructivo de ella. Tienen la creencia de que si adoptan otro tipo de conducta les tomarán por gente débil.
No sienten empatía  alguna por las demás personas ni tan siquiera por las de  su propia familia, prueba de ello son la cantidad de  padres y madres que abandonan a sus hijos o la cantidad de hijos que hacen caso omiso de los padres cuando estos son mayores.
La empatía significa en pocas palabras "ponerse en el lugar del otro" "ponerse en los zapatos del otro". Según Freud, "es la habilidad para imaginarse a uno mismo en el lugar del otro, y mediante este proceder, entender sus ideas, sus acciones, sus deseos, sus sentimientos".


"No ofende quien quiere, sino quien puede"

Lo que les otorga poder es fastidiar a los demás por lo tanto no se puede permitir ser herido en ninguna circunstancia porque si lo aceptamos significa nuestra derrota.
Por ello es preciso que seamos asertivos y dejar que nos resbalen las opiniones o todo comentario hecho con malas intenciones sobre nosotros con el objetivo de ofendernos.
Las personas asertivas son aquellas que  se  distinguen  porque sienten respeto por todos los  seres humanos con  independencia   de la  posición social que éstos ocupen o  de su capacidad física o intelectual. 

Observando  el comportamiento de  las personas que nos rodean, podemos concluir que si bien en el plano físico los seres humanos somos iguales, es decir desde el punto de vista de nuestra  biología no hay  diferencias visibles entre nosotros, porque  las diferencias están  en el  nivel de  conciencia que tiene  cada uno. La conciencia es de otra naturaleza que no se puede describir mediante los términos que por lo general se emplean en la física. La conciencia no se puede pesar ni medir y tampoco tiene  color, tampoco podemos hacer una descripción de sus características físicas.
La conciencia es la clave para entender la realidad que nos rodea, así como también nos permite  distinguir la clase de persona que  podemos llegar a ser.
Hay quienes tienen una  conciencia elevada, con tendencia hacia lo espiritual   y otras personas sin embargo  tienen una conciencia de  calidad  inferior   enfocada   hacia el materialismo, a simple vista estas diferencias no  se   perciben  fácilmente.
En términos generales hay quienes gozan haciendo  sufrir a los demás y hay quienes disfrutan haciéndoles  feliz, hay quienes hacen reir y hay quienes se sienten bien generando el dolor.




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